• Primogénita ilustre del Plata,
    En solar apertura hacia el Este.
    Donde atado a tu cinta celeste
    Va el gran río color de león;
    Bella sangre de prósperas razas
    Esclarece tu altivo salvaje
    Pinta su nombre sazón.

    Arca fuerte de nuestra esperanza.
    Fuste insigne de nuestro derecho.
    Como el bronce leal sobre el pecho
    Asegura al país...

  • Raza valerosa y dura
    que con pujanza silvestre
    dio a la patria en garbo ecuestre
    su primitiva escultura.
    Una terrible ventura
    va a su sacrificio unida,
    como despliega la herida
    que al toro desfonda el cuello,
    en el raudal del degüello
    la bandera de la vida.

    Es que la fiel voluntad
    que al torvo destino alegra,
    funde en...

  • Sabio jorobado, pide a la taberna,
    Comadre del diablo, su teta de loba.
    El vino te enciende como una linterna
    Y en turris ebúrnea trueca tu joroba,
    Porque de nodriza tuviste una loba
    Como los gemelos de Roma la Eterna.

    Sabio jorobado, tu pálida mueca
    Tiene óxidos de odio como los puñales,
    Y los dados sueltos de tu risa seca
    Con...

  • El maestro carpintero
    de la boina colorada,
    va desde la madrugada
    taladrando su madero.

    No corre en el bosque un soplo,
    todo es silencio y aroma.
    Sólo él monda la carcoma
    con su revibrante escoplo.

    Y a ratos, con brusco ardor
    bajo la honda paz celeste,
    lanza intrépido y agreste
    el canto de su labor.

  • Cuando el campo está más solo
    y la casa, en paz, abierta,
    aparece por la puerta,
    muy sí señor, el chingolo.

    Viene en busca de una miga
    o una paja de la escoba,
    que, ciertamente, no roba,
    porque la gente es su amiga.

    Salta, confiado, al umbral
    y solicita permiso,
    con un gritito conciso,
    como pizca de cristal.

  • La casita del hornero
    tiene alcoba y tiene sala.
    En la alcoba la hembra instala
    justamente el nido entero.

    En la sala, muy orondo,
    el padre guarda la puerta,
    con su camisa entreabierta
    sobre su buche redondo.

    Lleva siempre un poco viejo
    su traje aseado y sencillo,
    que, con tanto hacer ladrillo,
    se la habrá puesto bermejo....

  • Sobre el remanso azul, agudo acecha
    Desde un lánguido gajo del sauzal,
    En inminente inclinación de flecha,
    La lentitud profunda del caudal.

    Oro de sol en la corriente boya...
    Y destellando un súbito arrebol,
    Identifica el pájaro en su joya,
    Sauce verde, agua azul, y oro de sol...

  • Una arista, una cerda, un hilo, un copo
    De lana ocasional, y mucha espina.
    Una honda suavidad de pluma fina,
    Y un triple gajo de cimbreño chopo.

    Y al declinar la vespertina hora,
    En la puerta del tálamo sencillo,
    Dorándose de sol, el pajarillo
    Con gorjeo más suave se enamora.

  • Sólo ha quedado en la rama
    un poco de paja mustia
    y, en la arboleda, la angustia
    de un pájaro fiel que llama.
    Cielo arriba y senda abajo,
    no halla tregua a su dolor,
    y se para en cada gajo
    preguntando por su amor.
    Ya remonta con su queja,
    ya pía por el camino
    donde deja en el espino
    su blanda lana la oveja.
    Pobre pájaro...

  • Run ... dun, run ... dun ... Y al tremolar sonoro
    Del vuelo audaz y como un dardo, intenso,
    Surgió de pronto, ante una flor suspenso,
    En vibrante ascua de esmeralda y oro.

    Fue color... luz... color... A un brusco giro,
    Un haz de sol lo arrebató al soslayo;
    Y al desaparecer con aquel rayo,
    Su ascua fugaz carbonizó en zafiro.