• Mi musa: toda ingenua, por ser joven,
    se yergue melodiosa sobre un plinto.
    Gusta de los jazmines que la arroben
    y de los novilunios de jacintos.

    Tiene los cisnes del Ensueño, bienes
    azules de los cielos y las nubes;
    un jardín otoñal para Jiménez,
    y para Nervo un coro de querubes.

    Y ama el éxtasis: palabras y martirios,
    las letanías, el...

  • No llames una noche de llantos a tu vida,
    ni pienses tu dolor tan hondo y duradero:
    ofendes al que sufre la verdadera herida,
    al hermano que calla su dolor verdadero.

    Mercader de sollozos, profesional del llanto,
    ¡qué sabiamente expresas ignoradas angustias!
    No son tales prodigios armónicos de canto
    para labios resecos y para frentes mustias.

    ...

  • A Sor María de la Consolación

    Al vago de las celestes liras
    del viento que divaga en la arboleda
    cantas, y no se sabe si suspiras
    o si es el ruiseñor que te remeda.

    Tus negros ojos de mirar doliente
    no sé en qué cuadro de Rosetti he visto,
    y me recuerdan inconscientemente
    los ojos...

  • Dedicado a N.A.G.

    Loco rebelde a las duchas y a las camisas
    de fuerza que se llaman teorías y problemas,
    mi espíritu oye vagas palabras indecisas
    y, con esas palabras, suele hacer sus poemas.

    Mi corazón no es cuerdo (claro, si es de poeta),
    quintaesencia el dolor en un verso exquisito;
    como...

  • Atravesó la obscura galería...
    Al Angelus... llamaban al rosario...
    la religiosa voz del campanario
    vibraba en la quietud de la Abadía.

    En sus manos de nácar oprimía
    el viejo Kempis o el Devocionario...
    La luz de un aceitoso lampadario
    delató su presencia en la crujía...

    Se vio palidecer su faz de nardo
    hablaba de Eloísa y Abelardo
    ...

  • ¡El duro son de hierro tornaré melodía
    para cantar tus ojos! —violetas luminosas—
    la noche de tu negra cabellera y el día
    de tu sonrisa, pura más que las puras rosas.

    Tú vienes con el alba y con la primavera
    espiritual, con toda la belleza que existe,
    con el olor de lirio azul de la pradera
    y con la alondra alegre y con la estrella triste.

    La...

  • ¡El duro son de hierro tornaré melodía
    para cantar tus ojos! —violetas luminosas—
    la noche de tu negra cabellera y el día
    de tu sonrisa, pura más que las puras rosas.

    Tú vienes con el alba y con la primavera
    espiritual, con toda la belleza que existe,
    con el olor de lirio azul de la pradera
    y con la alondra alegre y con la estrella triste.

    La...

  • ¡El Día...!
    Y una vez más el vocablo snoro
    hace rodar, sobre la faz sombría
    de la Noche, la gran lágrima de oro.

    ¡FIAT LUX...! Y la divina algarabía
    que predice las horas bellas
    truena bajo la cúpula dorada
    y apaga con su soplo las últimas estrellas...

    Y todo es una claridad rosada
    que anuncia el Día...
    ¡El Día...!

  • Ah, no abras la ventana todavía,
    ¡es tan vulgar el sol...! La luz incierta
    conviene tanto a mi melancolía...
    Me fastidia el rumor con que despierta
    la gran ciudad... ¡Es tan vulgar el día...!

    Y ¿para qué la luz...? En la discreta
    penumbra de la alcoba hay otro día
    dormido en tus pupilas de violeta...
    Un beso más para mi boca inquieta...
    ¡Y...

  • Hoy cumpliré veinte años: Amargura sin nombre
    de dejar de ser niño y empezar a ser hombre;
    de razonar con lógica y proceder según
    los Sanchos, profesores del sentido común.

    Me son duros mis años y apenas si son veinte-
    ahora se envejece tan prematuramente;
    se vive tan de prisa, pronto se va tan lejos
    que repentinamente nos encontramos viejos
    en...