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    Desdenes, que el amor de acíbar llena,
    destierran de tu margen, blanco río,
    a quien sin duda fue cisne en la pena,
    pues la supo llorar sonoro y pío.
    Pero si quieres hoy verle en tu arena,
    deja las ovas del retrete umbrío
    que por último vale a tus orejas,
    invía estas palabras y estas quejas.

    ...