• Lanzó a los vientos su pendón de fuego,
    rasgó los aires su silbido agudo;
    su aliento de humo es el fecundo riego
    que anima el seno del desierto mudo

    ¡Miradlo!... Va tragando las distancias,
    parece apenas que la tierra toca,
    y devorado por febriles ansias,
    nubes vomita por su ardiente boca.

    ¡Miradlo!... Es el guerrero del presente...