• Cierto día un estudiante
    al revisar su ropilla,
    se encontró en la pantorrilla,
    un enorme interrogante.
    Siguió el pobrete adelante,
    y al ver que en puntos hervía
    su calceta, maldecía
    diciendo: "¡Cuán bueno fuera
    si más estambre tuviera
    y menos ortografía!"