• Ya no te amaba, sin dejar por eso
    De amar la sombra de tu amor distante.
    Ya no te amaba, y sin embargo el beso
    De la repulsa nos unió un instante...

    Agrio placer y bárbaro embeleso
    Crispó mi faz, me demudó el semblante.
    Ya no te amaba, y me turbé, no obstante,
    Como una virgen en un bosque espeso.

    Y ya perdida para siempre, al verte
    ...

  • Burlando con frecuencia el vasallaje
    de la tutela familiar en juego,
    nos dimos citas, a favor del ciego
    azar, en el jardín, tras el follaje...

    Frufrutó de aventura tu aéreo traje,
    sugestivo de aromas y de espliego...
    y evaporada entre mis brazos, luego,
    soñaste mundos de arrebol y encaje...

    Libres de la zozobra momentánea
    -sin...

  • Surgió tu blanca majestad de raso,
    toda sueño y fulgor, en la espesura;
    y era en vez de mi mano -atenta al caso-
    mi alma quien oprimía tu cintura...

    De procaces sulfatos, una impura
    fragancia conspiraba a nuestro paso,
    en tanto que propicio a tu aventura
    llenóse de amapolas el ocaso.

    Pálida de inquietud y casto asombro,
    tu frente declinó...

  • Soñé que te encontrabas junto al muro
    glacial donde termina la existencia,
    paseando tu magnífica opulencia
    de doloroso terciopelo oscuro.

    Tu7 pie, decoro del marfil más puro,
    hería, con satánica inclemencia,
    las pobres almas, llenas de paciencia,
    que aún se brindaban a tu amor perjuro.

    Mi dulce amor que sigue sin sosiego,
    igual que un...

  • ''Je serai ton cercuil,
    aimable pestilence!''

    Noche de tenues suspiros
    platónicamente ilesos:
    vuelan bandadas de besos
    y parejas de suspiros;
    ebrios de amor los céfiros
    hinchan su leve plumón,
    y los sauces en montón
    obseden los camalotes
    como torvos hugonotes
    de una muda emigración.

    Es la divina hora azul
    en que...

  • Bajo la madreselva que en la reja
    filtró su encaje de verdor maduro,
    me perturbaba en el claroscuro
    de la ilusión, en la glorieta añeja...

    Cristalizaba un pájaro su queja...
    Y entre el húmedo incienso de sulfuro
    la luna de ámbar destacó al bromuro
    el caserío de rosada teja...

    ¡Oh, Sumo Genio de las cosas! Todo
    tenía un canto, una sonrisa...

  • Aramís ordena que los doce Meses
    Formen en la rueda con las doce Horas.
    Las Horas sonríen; los doce Condeses
    Hacen reverencias para las señoras.

    (Beaumarchais se acerca. La Vallière saluda,
    La Chevreuse camina, Maintenon se sienta;
    Sévigné pasea su espalda desnuda,
    Mientras Guiche sonriendo su pasión le cuenta).

    Luis, Rey de primores, en un...

  • Aramís ordena que los danzarines
    Cuenten sus historias. (Comienza el andante;
    Gimen los oboes, lloran los violines.
    «Rabelais se ríe de un cuento picante»).

    (Cien pajes anuncian: «Monsieur Sagitario,
    Madame Virgo y Taurus con un unicornio;
    Géminis y Cáncer, Piscis, Leo, Acuario,
    Escorpión y Aries, Libra y Capricornio»).

    Un pueblo de estrellas...

  • Con la pompa de brahmánicas unciones,
    abrióse el lecho de sus primaveras,
    ante un lúbrico rito de panteras,
    y una erección de símbolos varones...

    Al trágico fulgor de los hachones,
    ondeó la danza de las bayaderas
    por entre una apoteosis de banderas
    y de un siniestro trueno de leones.

    Ardió al epitalamio de tu paso,
    un himno de trompetas...

  • «¡Adán, Adán, un beso!», dijo, y era
    que en una dolorosa sacudida,
    el absurdo nervioso de la vida
    le hizo temblar el dorso y la cadera...

    El iris floreció como una ojera
    exótica. Y el «¡ay!» de una caída
    fue el más dulce dolor. Y fue una herida.
    La más roja y eterna primavera...

    «¡Adán, Adán, procúrame un veneno!»,
    dijo, y en una...