• Se queda el castillo solitario, reflejándose en los lagos,
    En el abismo de su agua clara duerme su sombra secular;
    Se levanta en silencio desde el claro de abetos,
    Dando tanta oscuridad a la oleada rodadora.
    A través de las ventanas arcadas, detrás de los cristales, solo tiemblan
    Las largas cortinas arrugadas, que chispean como escarcha.
    La luna tiembla...