Si siempre estoy ensayando
mi sonrisa amarga y triste,
es porque estoy esperando
a una mujer que no existe.

 Víctima del desencanto
sufro martirios letales;
por eso adoro yo tanto
mis dichas artificiales.

 Paraísos artificiales
que huyen...

  ¡Can sumiso y acólito, como el can de Durero;
 lazarillo cuadrúpedo, junto al Diablo y a la Muerte
 conduciendo leal y fuerte
 al Hombre en su sendero...!
 ¡Can sumiso y acólito, como el can de Durero!

  Y este ciego mendigo de rostro rasurado
 de procónsul...

  Hay un Madrid que no tiene ni flores, ni fuentes, ni frondas.
 Un Madrid paria y viudo. Sus acacias orondas
 y sus olmos son muy pobre limosna para sus vías mondas.
 ¡Oh, Madrid de las rondas!

  Madrid de los gasómetros redondos, cual grandes tambores.
 Madrid de...

  Es soberano de la alegría,
 de amores viejos, de galanía;
 tiene de diablos un zaguanete
 y cuando pasa cual leve brisa
 todos le obsequian con franca risa
 porque es el Príncipe Don Sainete.

  Es una sombra que nos recuerda
 galante vida que no fue...

 En la sala lijosa del burdel repugnante
hay un enorme gato que duerme en la tarima,
unos muebles muy sucios, un reló sollozante
y un cromo de la Virgen con una cruz encima.

 Al amor del brasero, un conjunto gregario
de grofas se calienta las manos ateridas,
...

 Mi alma tierna y melancólica
se ha enamorado de ti,
Magdalena hecha en mayólica
por Bernardo Palissy.

 Serás mi único tesoro
hasta que venga la Intrusa;
eres lo que más adoro
con mi madre y con mi musa.

 Como un ópalo en mi dedo
turba mi...

  ¡Bajo el cangrejo de estrellas se extasiarán las llanuras!
Hacen fecundas promesas a las campiñas los soles;
en los sidéreos trigales lucen espigas maduras
y en el agro hay una roja constelación de ababoles.

  El guadañil que hace siega en matemáticas puras,
como...

  ¡Los huérfanos gimen! Es que ha muerto el coloso
       cantor de amor y de marcial trofeo.
 Como murió el Adonis de perfil hermoso,
       ha muerto Adonis el del rostro feo.

  ¡Maldita hermosura de la carne que es fatua
       -del fruto podre vanidad de...

  El mediodía en la barriada pobre
 prendía lentejuelas al andrajo
 y, a toda luz, era color de cobre
 el Madrid de la greña y del zancajo.

  De cúpulas de iglesia realzada
 la ciudad en sus perfiles recortados
 parecía una hembra calcinada
 que...

  Era la Primavera cadenciosa.
 La noche prodigaba sus zafiros;
 arrullaba la fuente rumorosa
 y el viento se llevaba entre suspiros
 una lluvia de pétalos de rosa.

  Cruzaste los jardines de mi ensueño
 como una grácil y amorosa infanta;
 me destoqué...