• Sennores, si quisiéssedes attender un poquiello,
    querríavos contar un poco de ratiello
    un sermón que fue preso de un sancto libriello,
    que fizo sant Jerónimo, un precioso cabdiello.

    Nuestro padre Jherónimo, pastor de nos e tienda,
    leyendo en ebreo en essa su leyenda,
    trovó cosas estrannas, de estranna facienda;
    qui las oír quisiere, tenga que bien...

  • Y el silencio reinaba en la Casa del Juicio, y el hombre compareció desnudo ante Dios.

    Y Dios abrió el libro de la vida del hombre.

    Y Dios dijo al hombre:

    -Tu vida ha sido mala y te has mostrado siempre cruel con los que necesitaban socorro y con los que carecían de apoyo. Has sido hosco y duro de corazón. Te llamó el pobre y tú no le oíste, y cerraste tus oídos al grito...