• 20

    No me conformo, no: me desespero
    como si fuera un huracán de lava
    en el presidio de una almendra esclava
    o en el penal colgante de un jilguero.

    Besarte fue besar un avispero
    que me clama al tormento y me desclava
    y cava un hoyo fúnebre y lo cava
    dentro del corazón donde me muero.

    No me conformo, no: ya es tanto y tanto
    ...

  • 21

    ¿Recuerdas aquel cuello, haces memoria
    del privilegio aquel, de aquel aquello
    que era, almenadamente blanco y bello,
    una almena de nata giratoria?

    Recuerdo y no recuerdo aquella historia
    de marfil expirado en un cabello,
    donde aprendió a ceñir el cisne cuello
    y a vocear la nieve transitoria.

    Recuerdo y no recuerdo aquel cogollo...

  • 22

    Vierto la red, esparzo la semilla
    entre ovas, aguas, surcos y amapolas,
    sembrando a secas y pescando a solas
    de corazón ansioso y de mejilla.

    Espero a que recaiga en esta arcilla
    la lluvia con sus crines y sus colas,
    relámpagos sujetos a olas
    desesperando espero en esta orilla.

    Pero transcurren lunas y más lunas,
    aumenta...

  • 23

    Como el toro he nacido para el luto
    y el dolor, como el toro estoy marcado
    por un hierro infernal en el costado
    y por varón en la ingle con un fruto.

    Como el toro la encuentra diminuto
    todo mi corazón desmesurado,
    y del rostro del beso enamorado,
    como el toro a tu amor se lo disputo.

    Como el toro me crezco en el castigo,
    ...

  • 24

    Fatiga tanto andar sobre la arena
    descorazonadora de un desierto,
    tanto vivir en la ciudad de un puerto
    si el corazón de barcos no se llena.

    Angustia tanto el son de la sirena
    oído siempre en un anclado huerto,
    tanto la campanada por el muerto
    que en el otoño y en la sangre suena,

    que un dulce tiburón, que una manada
    de...

  • 25

    Al derramar tu voz su mansedumbre
    de miel bocal, y al puro bamboleo,
    en mis terrestres manos el deseo
    sus rosas pone al fuego de costumbre.

    Exasperado llego hasta la cumbre
    de tu pecho de isla, y lo rodeo
    de un ambicioso mar y un pataleo
    de exasperados pétalos de lumbre.

    Pero tú te defiendes con murallas
    de mis...

  • 26

    Por una senda van los hortelanos,
    que es la sagrada hora del regreso,
    con la sangre injuriada por el peso
    de inviernos, primaveras y veranos.

    Vienen de los esfuerzos sobrehumanos
    y van a la canción, y van al beso,
    y van dejando por el aire impreso
    un olor de herramientas y de manos.

    Por otra senda yo, por otra senda
    que...

  • 27

    Lluviosos ojos que lluviosamente
    me hacéis penar: lluviosas soledades,
    balcones de las rudas tempestades
    que hay en mi corazón adolescente.

    Corazón cada día más frecuente
    en para idolatrar criar ciudades
    de amor que caen de todas mis edades
    babilónicamente y fatalmente.

    Mi corazón, mis ojos sin consuelo,
    metrópolis de...

  • 28

    La muerte, toda llena de agujeros
    y cuernos de su mismo desenlace,
    bajo una piel de toro pisa y pace
    un luminoso prado de toreros.

    Volcánicos bramidos, humos fieros
    de general amor por cuanto nace,
    a llamaradas echa mientras hace
    morir a tranquilos ganaderos.

    Ya puedes, amorosa fiera hambrienta,
    pastar mi corazón, trágica...

  • 29

    (En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como el rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.)

    Yo quiero ser llorando el hortelano
    de la tierra que ocupas y estercolas,
    compañero del alma, tan temprano.

    Alimentando lluvias, caracolas
    y órganos mi dolor sin instrumento,
    a las desalentadas amapolas

    daré tu corazón por...