• A la pálida claridad de las lámparas mortecinas,
    Sobre profundos cojines impregnados de perfume,
    Hipólita evocaba las caricias intensas
    Que levantaran la cortina de su juvenil candor.

    Ella buscaba, con mirada aún turbada por la tempestad,
    De su ingenuidad el cielo ya lejano,
    Así como un viajero que vuelve la cabeza
    Hacia los horizontes azules...