La sombra amenazaba ya con su fatal ley
a un viejo Afán que mis vértebras ha deshecho;
triste por perecer bajo el fúnebre techo
sus alas posó en mí. ¡Ay, sala de carey
 
y de ébano, capaz de sobornar a un rey,
la Muerte las guirnaldas de gloria ha contrahecho...