• ¡Qué radiosa es tu faz blanca y tranquila
    bajo el dosel de tu melena blonda!
    ¡Qué abismo tan profundo tu pupila,
    pérfida y azulada como la onda!

    El fulgor soñoliento que destella
    en tus ojos donde hay siempre un reproche,
    viene cual la mirada de la estrella,
    de un cielo ennegrecido por la noche.

    ¡Tu rojo labio en que la abeja sacia
    su...