•  Árbol bello, ¿quién te trajo
     a estas campiñas risueñas
     que con tu copa decoras
     y tu sombra placentera?
     Dicen que el dulce Dalmiro,
     Dalmiro aquel que las selvas
     y de estos campos los hijos
     no sin lágrimas recuerdan,
     compró de un agreste joven
     tu amenazada existencia;
     en este alcor, estos valles,
     viva su memoria eterna...