Ahora sí que eres mía... En el sepulcro
Puedo llorarte solo mi Lucila.
Te envenenó el gusano, rico, enfermo,
Pero tu estrella para mí rutila.
En las joyantes noches del estío,
Cuando era tu vivir una alborada
teñida cual las plumas de un flamenco
Por una luz dulcísima y rosada;
Tu amor fue mi perfume, mi esperanza,
La novela de mi alma,...