• Te engañas, mi Dorila,
    si juzgas que rendido
    de amar sin esperanza
    se verá el pecho mío;
    que no, no es tan tirano,
    cual dicen, el Dios niño,
    y sabe aun con las ansias
    dar premios exquisitos.
    Son necios los amantes
    que llaman su dominio
    cruel, y que maldicen
    sus cadenas y grillos.
    Dorila, yo te adoro;
    y el ardor en...

  • ¡Gran Dios, cómo atormenta
    Con crueldad sin igual, el hombre al hombre!
    Ya con furia violenta
    Se arrastran al cadalso y a la hoguera;
    Ya con malicia refinada y lenta,
    Impiden la víctima que muera,
    Y, pues no quiere a discreción rendirse,
    Buscan cómo obligarla a maldecirse.

    ¿Y quién es el verdugo,
    Quién el juez sin piedad? ¿Un sacerdote...