• A la memoria de C. T. W.
    antiguo soldado de la Guardia Real de Caballería.
    Muerto en el Presidio de Reading, Berkshire, 7 de julio de 1896:

    I[...

  • Ya en la otoñal y hermosa alameda
    vuelan los últimos cálices de oro
    y en tus nerviosas pestañas de seda
    queda temblando una lágrima de oro.

    El surtidor su romanza masculla,
    siempre más triste en la noche cercana,
    —Dime, Princesa, la historia que arrulla
    y hace olvidemos la Muerte cercana.

    Dime la vieja leyenda harmoniosa
    que habla de...

  • Venía hacia mí por la sonrisa
    Por el camino de su gracia
    Y cambiaba las horas del día
    El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer
    El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros
    Las flores daban campanadas de alegría
    Y mi corazón se ponía a perfumar enloquecido

    Van andando los días a lo largo del año
    ¿En dónde estás?
    Me crece...

  • El pálido Infante
    una extraña locura tenía,
    el pálido Infante
    poseer una estrella quería...

    Para curar su mal, el Rey hizo venir
    de un imperio lejano a la Infanta más bella,
    pero, el Príncipe, al ver sus ojos de zafir,
    se acordó de la estrella...

    Amarga era su vida hasta que, una mañana
    —sin criados ni mastines,
    el gerifalte al puño...

  • Pequeño poema
    Abril de 1918
    (Granada)

    ¡Mi corazón es una mariposa,
    Niños buenos del prado!,
    Que presa por la araña gris del tiempo
    Tiene el polen fatal del desengaño.

    De niño yo canté como vosotros,
    Niños buenos del prado,
    Solté mi gavilán con las temibles...

  • El mar
    sonríe a lo lejos.
    Dientes de espuma,
    labios de cielo.

    -¿Qué vendes, oh joven turbia,
    con los senos al aire?

    -Vendo, señor, el agua
    de los mares.

    -¿Qué llevas, oh negro joven,
    mezclado con tu sangre?

    -Llevo, señor, el agua
    de los mares.

    -Esas lágrimas salobres
    ¿de dónde vienen, madre?

    -Lloro, señor...

  • Sentado en una piedra del camino,
    y como presa de pesar tremendo,
    una tarde cantaba un peregrino
    una canción... que me quedó doliendo.

    Una canción que el alma me penetra
    como un escalofrío, una balada
    rebosante de hiel: triste es su letra,
    pero es mucho más triste su tonada.

    El sol iba a morir. Un rojo lampo
    de su luz, como un luengo...