Mandó a Madrid venir de la montaña
un mercader ricacho a su sobrino
para que se instruyese en la maña
con que era en el comercio ladrón fino.
Cuando llegó buscando la cucaña
el tal montañesillo a su destino,
tendría de catorce a quince años,
edad en que el amor hace mil daños.
A poco tiempo que en la corte estaba
el tío le notó...