• ¿Queréis que entre el arrullo de mis brazos
    tiemble el dormido corazón de Helena
    como entre sus asiáticas murallas
    y el vulnerable hijo de Peleo
    otra vez en su lecho halle al amigo
    por el que rugió hermoso? ¡Ay, quién pudiera
    con su soplo alentar tales prodigios
    y devolver la vida con su canto
    a quienes se mostraron por la tierra
    con tal...