• Bajo la calma del sueño,
    calma lunar de luminosa seda,
    la noche
    como si fuera
    el blanco cuerpo del silencio,
    dulcemente en la inmensidad se acuesta.
    Y desata
    su cabellera,
    en prodigioso follaje de alamedas.

    Nada vive sino el ojo
    del reloj en la torre tétrica,
    profundizando inútilmente el infinito
    como un agujero abierto...