• Como bestias meditabundas sobre la arena tumbadas,
    Ellas vuelven sus miradas hacia el horizonte del mar,
    Y sus pies se buscan y sus manos entrelazadas
    Tienen suaves languideces y escalofríos amargos.

    Las unas, corazones gustosos de las largas confidencias,
    En el fondo de bosquecillos donde brotan los arroyos,
    Van deletreando el amor de tímidas infancias...

  • A la pálida claridad de las lámparas mortecinas,
    Sobre profundos cojines impregnados de perfume,
    Hipólita evocaba las caricias intensas
    Que levantaran la cortina de su juvenil candor.

    Ella buscaba, con mirada aún turbada por la tempestad,
    De su ingenuidad el cielo ya lejano,
    Así como un viajero que vuelve la cabeza
    Hacia los horizontes azules...