• Un joven arriscado

    de una soltera estaba enamorado

    y el tiempo que a su lado estar podía

    el dedo la metía

    para saciar de amor su ardiente llama

    sin que pierda su fama,

    y ella, en tanto, la mano deslizando

    por bajo de la capa

    (que es quien urgencias semejantes tapa),

    manejándole aquello, cariñosa,

    le sacaba la savia pegajosa...