• Cuentan de un sabio, que un día
    tan pobre y mísero estaba,
    que sólo se sustentaba
    de unas yerbas que cogía.
    «¿Habrá otro», entre sí decía,
    «más pobre y triste que yo?»
    Y cuando el rostro volvió,
    halló la respuesta, viendo
    que iba otro sabio cogiendo
    las hojas que él arrojó.

    Quejoso de mi fortuna
    yo en este mundo vivía,
    y...