• 1. Encima de las corrientes
    que en Babilonia hallaba,
    allí me senté llorando,
    allí la tierra regaba,

    5. acordándome de ti,
    ¡Oh Sión!, a quien amaba.
    Era dulce tu memoria,
    y con ella más lloraba.
    Dejé los trajes de fiesta,

    10. los de trabajo tomaba,
    y colgué en los verdes sauces
    la música que llevaba,
    poniéndola en...