A la criada de la que con toda el alma estabais celosa
Y que duerme su sueño bajo un humilde césped,
Debiéramos, sin embargo, llevarle algunas flores.
Los muertos, los pobres muertos, tienen grandes dolores,
Y cuando Octubre sopla, talador de viejos árboles,
Su...

Sublime virgen, a mi canto atiende,
y si mi nombre el eco de la fama
repite un día y te alboroza el pecho,
di, virgen mía, que tu amor me inflama.

Tu amor es quien mi párpado humedece,
tu amor el que da sones a mi lira,
tu amor es el que...

Tu beldad seductora me convida
con un mundo de dicha y de placer:
pero yo, en cambio, a tu serena vida
sólo puedo dolores ofrecer.

¡Ah! no juntes tu suerte con mi suerte,
ve que te diera mi destino horror:
mi amor, señora, es el dolor, la muerte;
huye...

Si de cristal transparente
Fuera el hombre, y si se viera
por esa viva vidriera
cuanto quiere, piensa y siente;
¡Cuán crecida turba impía
de males varios, ahora
del mundo reina y señora,
entonces ser no podría!
No hubiera boca embustera,
ni...

Ya que me abandonaste, ¡oh tú, esperanza!,
«volved a mí», les dije a mis recuerdos;
mas mi voz resonó hueca y profunda
en un sepulcro abierto.

Cuando me veas pensativo y triste,
no indagues en qué pienso;
del ángel de las tumbas,
tú, ángel de...

¡Ojalá cada sol que te amanezca
Aún más hermosa y más feliz te mire!
¡Nunca tu frente oprima
El demonio tenaz del pensamiento,
Ni blando rostro, halagadora risa,
Hielen en ti la flor del sentimiento!
No llorarás por ti, serás dichosa;
Mas no a la...

¿Quién pudiera atajar, dulce señora,
El raudal inexhausto de la vida?
¿Quién, en las horas de ventura arcana,
Decir al corazón: «Aquí reposa,
La tienda levantemos;
Bastan sus lienzos a albergar dos almas»?
No es la vida el fragor de la pelea,
Ni...

La tortuga de oro camina por la alfombra
y traza por la alfombra un misterioso estigma;
sobre su carapacho hay grabado un enigma
y círculo enigmático se dibuja en su sombra.

Esos signos nos dicen al Dios que no se nombra
y ponen en nosotros su autoritario estigma:...

Soledad deliciosa, bosque umbrío
¡ay, cómo en tu retiro busco en vano
alivio al inmortal quebranto mío!

Me hirió de Amor la poderosa mano,
de Amor la flecha aguda envenenada
que contra mí lanzara el inhumano.

¡Oh mil veces feliz edad dorada...

En ti se exceden las divinas manos,
mundo feliz que adivinó Colon:
tus mares dos inmensos océanos,
y tus lagos y ríos mares son.
Altísimas se yerguen tus montañas,
que el cielo tocan con su blanca sien,
y es oro lo que esconden sus entrañas
que arena de...