• Vuestra tirana exención
    y ese vuestro cuello erguido
    estoy cierto que Cupido
    pondrá en dura sujeción.
    Vivid esquiva y exenta;
    que a mi cuenta
    vos serviréis al amor
    cuando de vuestro dolor
    ninguno quiera hacer cuenta.

    Cuando la dorada cumbre
    fuere de nieve esparcida
    y la dos luces de vida
    recogieren ya su lumbre;
    ...

  • ¡Ay! No vuelvas, Señor, tu rostro airado
    a un pecador contrito.
    Ya abandoné, de lágrimas bañado,
    la senda del delito.

    Y en ti, humilde, ¡oh mi Dios!, la vista clavo,
    y me aterra tu ceño;
    como fija sus ojos el esclavo
    en la diestra del dueño.

    Que en dudas engolfado, hasta tu esfera
    se alzó mi orgullo ciego,
    y cayó aniquilado cual la...