• El aire se serena
    y viste de hermosura y luz no usada,
    Salinas, cuando suena
    la música extremada
    por vuestra sabia mano gobernada.

    A cuyo son divino
    mi alma, que en olvido está sumida,
    torna a cobrar el tino
    y memoria perdida
    de su origen primero esclarecida.

    Y como se conoce,
    en suerte y pensamientos se mejora;
    el oro...