• Vimos los laberínticos senderos interiores
    —ideas como larvas y monstruos roedores—:
    toda la fauna y flora que nutren el Espanto
    y la Locura...

    El aire sabía a sangre y llanto.
    Y llegamos al círculo postrer de condenados,
    y yo dije:

    —Maestro: ¿y esos puños crispados?
    ¡Y esos ojos de vértigo cuya mirada brilla
    como la del felino que guarda...

  • Guíame entre el horror que me circunda,
     ¡Oh benéfica Luz!
    Lejos mi hogar; la oscuridad profunda;
     ¡Guía, guíame Tú!
    Mis pasos guarda: espléndidas escenas
    No ambiciono; á mi anhelo basta apenas
    Mover el pie por senda de virtud.

    No siempre anduve...