¡Piedad, piedad, Dios mío!
¡Que tu misericordia me socorra!
Según la muchedumbre
de tus clemencias, mis delitos borra.
De mis iniquidades
lávame más y más; mi depravado
corazón quede limpio
de la horrorosa mancha del pecado.
Porque, Señor, conozco
toda la fealdad de mi delito,
y mi conciencia propia
me acusa y contra...