• Oye, Apolo, mi acento,

    ven a inspirarme un cuento,

    pues hace muchos días

    que, temeroso de las penas mías,

    quieres que yo te aguarde,

    y tu fuego me infundes mal o tarde.

    Parece que se apiada

    con esta invocación, pues exaltada

    por su influencia mi memoria siento

    y empiezo a contar. En un convento

    de padres capuchinos halló un...