• ELEGIA IV.

    Bien presto helaste, ¡ay fortuna fiera!
    De mi esperanza el fruto verde y tierno:
    Y mudáste mi alegre Primavera
    En este seco y encogido Invierno.
    Y en lugar de placer, quando mas era,
    Sembraste llanto, y desconsuelo eterno:
    Porque yo exemplo de miserias sea
    A quanto ciñe el mar, y el sol rodea.

    Mas nunca en tanto mal pudo tu...