• Hermosa, ya tus pupilas
    que soles radiantes fueron,
    perdiendo van sus fulgores,
    su viveza van perdiendo;
    tu provocativa boca,
    trono del amor y el beso,
    palidece, y huyen de ella
    la gracia, el clavel y el fuego;
    ya en la cascada de oro
    de tus brillantes cabellos,
    algunos rayos de luna
    aparecen indiscretos,
    y en...