Para Ernesto Christophe

Como un viviente, arrogante de su noble estatura,
Con su gran ramillete, su pañuelo y sus guantes,
Ella tiene la indolencia y la desenvoltura
De una coqueta...

I

En verdad, tú no eres, mi bienamada,
Lo que Veuillot denomina una chiquilla.
El juego, el amor, la buena comida,
Hierven en ti, ¡viejo caldero!
Ya no eres más fresca, amada mía,

¡Mi vieja infanta! Y, empero,
Tus correrías insensatas
Te...