• (A mademoiselle A...)

    Yo amo, ¡oh, pálida beldad!, tus pestañas entornadas,
    De las que parecen derramarse las tinieblas;
    Tus ojos, bien que renegridos, me inspiran ideas
    Que no son del todo fúnebres.

    Tus ojos, que concuerdan con tus negros cabellos,
    Con tu melena...