• En los sillones marchitos, cortesanas viejas,
    Pálidas, las cejas pintadas, la mirada zalamera y fatal,
    Coqueteando y haciendo de sus magras orejas
    Caer un tintineo de piedra y de metal;

    Alrededor de verdes tapetes, rostros sin labio,
    Labios pálidos, mandíbulas desdentadas,
    Y dedos convulsionados por una infernal fiebre,
    Hurgando el bolsillo o el seno...