• Iba un guardia de corps, lector amado,

    a más de media noche, apresurado

    a su cuartel y, al revolver la esquina

    de la calle vecina,

    oyó que de una casa ceceaban

    y que, abriendo la puerta le llamaban.

    Determinó acercarse

    porque era voz de femenil persona

    la que el lance ocasiona,

    y sin dudar, a tiento,

    de uno en otro aposento...