• Mi queja abre la pulpa
    del corazón divino
    y su estremecimiento
    aterciopela
    el musgo de la tierra.

    Un ámbar agridulce
    destilado de las
    flores cerúleas
    cae a mojar
    mi labios sedientos.

    Ríos de sangre
    bajan de mis manos
    a salpicar el rostro
    de los hombres.
    Sobre la cruz del tiempo
    clavada estoy.

    El...