• ¡No moriré del todo, amiga mía!
    De mi ondulante espíritu disperso,
    algo en la urna diáfana del verso,
    piadosa guardará la poesía.

    ¡No moriré del todo! Cuando herido
    caiga a los golpes del dolor humano,
    ligera tú, del campo entenebrido
    levantarás al moribundo hermano.

    Tal vez para entonces por la boca inerme
    que muda aspira la infinita...