• Sentado en una piedra del camino,
    y como presa de pesar tremendo,
    una tarde cantaba un peregrino
    una canción... que me quedó doliendo.

    Una canción que el alma me penetra
    como un escalofrío, una balada
    rebosante de hiel: triste es su letra,
    pero es mucho más triste su tonada.

    El sol iba a morir. Un rojo lampo
    de su luz, como un luengo...