• XXV.

     
     Cuando en la noche te envuelven
    Las alas de tul del sueño,
    Y tus tendidas pestañas
    Semejan arcos de ébano,
    Por escuchar los latidos
    De tu corazón inquieto,
    Y reclinar tu dormida
    ...

  • XXVI.

     
    Voy contra mi interés al confesarlo;
    Pero yo, amada mía,
    Pienso, cual tú, que una oda sólo es buena
    De un billete del Banco al dorso escrita.
    No faltará algún necio...

  • XXVII.

     
     Despierta, tiemblo al mirarte;
    Dormida me atrevo á verte;
    Por eso, alma de mi alma,
     Yo velo mientras tú duermes.

    Despierta, ríes; y al reir,...

  • XXVIII.

     
     Cuando entre la sombra oscura
    Perdida una voz murmura
    Turbando su triste calma,
    Si en el fondo de mi alma
    La oigo dulce resonar;
    Díme: ¿es que el viento en sus giros
    Se queja, ó que tus...

  • Sobre la falda tenía
     El libro abierto;
    En mi mejilla tocaban
     Sus rizos negros;
    No veíamos las letras
     Ninguno, creo;
    Mas guardábamos ambos
     ...

  • Asomaba a sus ojos una lágrima

    y a mis labios una frase de perdón...

    habló el orgullo y se enjugó su llanto,

    y la frase en mis labios expiró.

    Yo voy por un camino, ella por otro;

    pero al pensar en nuestro mutuo amor,

    yo digo aún: "¿Por que callé aquél día?"

    y ella dirá. "¿Por qué no lloré yo?"

  • Nuestra pasión fue un trágico sainete
    en cuya absurda fábula
    lo cómico y lo grave confundidos
    risas y llanto arrancan.

    Pero fue lo peor de aquella historia
    que al fin de la jornada
    a ella tocaron lágrimas y risas
    y a mí, sólo las lágrimas.

  • Pasaba arrolladora en su hermosura
    y el paso le dejé,
    ni aun mirarla me volví, y no obstante
    algo en mi oído murmuró “Esa es”.

    ¿Quién reunió la tarde a la mañana?
    Lo ignoro; sólo sé
    que en una breve noche de verano
    se unieron los crepúsculos y ... “fue”.

  • Es cuestión de palabras, y, no obstante,
    ni tú ni yo jamás,
    después de lo pasado, convendremos
    en quién la culpa está.

    ¡Lástima que el amor un diccionario
    no tenga dónde hallar
    cuándo el orgullo es simplemente orgullo
    y cuándo es dignidad!

  • Cruza callada y son sus movimientos
    silenciosa armonía;
    suenan sus pasos, y al sonar recuerdan
    del himno alado la cadencia rítmica.

    Los entreabre, aquellos ojos
    tan claros como el día,
    y la tierra y el cielo, cuando abarcan,
    arden con nueva luz en sus pupilas.

    Ríe, y su carcajada tiene notas
    del agua fugitiva;
    llora, y es cada...