Este del cual te ofrendamos la imagen,
Y cuyo arte, sutil entre todos,
Nos enseña a reír,
Este, lector, es un sabio.

Es un satírico, un burlón;
Pero, la energía con la cual
El pinta el Mal y su secuela,
Prueba la belleza de su corazón.

Su risa no...

Cien veces había brotado ya el Sol radiante o contristado de la cuba inmensa del mar, cuyos bordes apenas se dejan ver; cien veces se había vuelto a sumergir, centelleante o lúgubre, en su inmenso baño vespertino. Desde muchos días atrás podíamos contemplar el otro lado del firmamento y...

Yo amo el recuerdo de esas épocas desnudas,
En que Febo se complacía en dorar las estatuas,
Cuando el hombre y la mujer en su agilidad
Gozaban sin mentira y sin ansiedad,
Y, el cielo amoroso acariciándoles el lomo,
Desplegaban la salud de su noble máquina.
...

Yo no he olvidado, vecina a la ciudad,
Nuestra blanca morada, pequeña pero tranquila;
Su Pomona de yeso y su vieja Venus
En un bosquecillo insignificante ocultando sus miembros desnudos,

Y el sol, en la tarde, refulgente y soberbio,
Que, detrás del cristal en que...

Yo te adoro al igual que la bóveda nocturna,
Oh, vaso de tristeza, oh gran taciturna,
Y te amo lo mismo, bella, cuando tú me huyes,
Y cuando me pareces, ornamento de mis noches,
Más irónicamente acumular las leguas
Que separan mis brazos de las inmensidades azules...

Yo te doy estos versos a fin de que, si mi nombre
Aborda afortunadamente las épocas lejanas,
Y hace soñar una noche los cerebros humanos,
Navío favorecido por un gran aquilón,

Tu memoria, semejante a las fábulas inciertas,
Fatiga al lector como un tímpano,
Y...

Vous avez empoigné les crins de la Déesse
Avec un tel poignet, qu’on vous eût pris, à voir
Et cet air de maîtrise et ce beau nonchaloir,
Pour un jeune ruffian terrassant sa maîtresse.

L’œil clair et plein du feu de la précocité,
Vous avez prélassé votre orgueil d’...

Or Gitche Manito [1], le Maître de la vie,
Le Puissant, descendit dans la verte prairie,
Dans l’immense prairie aux coteaux montueux ;
Et là, sur les rochers de la Rouge Carrière,
Dominant tout l’...

Deux guerriers ont couru l’un sur l’autre ; leurs armes
Ont éclaboussé l’air de lueurs et de sang.
Ces jeux, ces cliquetis du fer sont les vacarmes
D’une jeunesse en proie à l’amour vagissant.

Les glaives sont brisés ! comme notre jeunesse,
Ma chère ! Mais les...

Deux guerriers ont couru l’un sur l’autre ; leurs armes
Ont éclaboussé l’air de lueurs et de sang.
— Ces jeux, ces cliquetis du fer sont les vacarmes
D’une jeunesse en proie à l’amour vagissant.

Les glaives sont brisés ! comme notre jeunesse,
Ma chère ! Mais les...