• Hombre de Extremadura,
    oigo bajo tu pie el humo del lobo,
    el humo de la especie,
    el humo del niño,
    el humo solitario de dos trigos,
    el humo de Ginebra, el humo de Roma, el humo de Berlín
    y el de París y el humo de tu apéndice penoso
    y el humo que, al fin, sale del futuro.
    ¡Oh vida! ¡Oh tierra! ¡Oh España!
    ¡Onzas de sangre,
    metros de...

  • Vengo a verte pasar todos los días,
    vaporcito encantado siempre lejos...
    Tus ojos son dos rubios capitanes;
    tu labio es un brevísimo pañuelo
    rojo que ondea en un adiós de sangre!

    Vengo a verte pasar; hasta que un día,
    embriagada de tiempo y de crueldad,
    vaporcito encantado siempre lejos,
    la estrella de la tarde partirá!

    Las jarcias...

  • Anoche, unos abriles granas capitularon
    ante mis mayos desarmados de juventud;
    los marfiles histéricos de su beso me hallaron
    muerto; y en un suspiro de amor los enjaulé.

    Espiga extraña, dócil. Sus ojos me asediaron
    una tarde amaranto que dije un canto a sus
    cantos; y anoche, en medio de los brindis, me hablaron
    las dos lenguas de sus senos abrasadas...

  • Linda Regia! Tus venas son fermentos
    de mi noser antiguo y del champaña
    negro de mi vivir!

    Tu cabello es la ignota raicilla
    del árbol de mi vid.
    Tu cabello es la hilacha de una mitra
    de ensueño que perdí!

    Tu cuerpo es la espumante escaramuza
    de un rosado Jordán;
    y ondea, como un lago beatífico
    que humillara a la víbora del mal!...

  • Considerando en frío, imparcialmente,
    que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
    se complace en su pecho colorado;
    que lo único que hace es componerse
    de días;
    que es lóbrego mamífero y se peina...

    Considerando
    que el hombre procede suavemente del trabajo
    y repercute jefe, suena subordinado;
    que el diagrama del tiempo
    es constante...

  • Herido y muerto, hermano,
    criatura veraz, republicana, están andando en su trono,
    desde que tu espinazo cayó famosamente;
    están andando, pálido, en tu edad flaca y anual,
    laboriosamente absorta ante los vientos.

    Guerrero en ambos dolores,
    siéntate a oír, acuéstate al pie del palo súbito,
    inmediato de tu trono;
    voltea;
    están las nuevas...

  • Luna! Corona de una testa inmensa,
    que te vas deshojando en sombras gualdas!
    Roja corona de un Jesús que piensa
    trágicamente dulce de esmeraldas!

    Luna! Alocado corazón celeste
    ¿por qué bogas así, dentro de copa
    llena de vino azul, hacia el oeste,
    cual derrotada y dolorida popa?

    Luna! Y a fuerza de volar en vano,
    te holocaustas en ópalos...

  • Pureza amada, que mis ojos nunca
    llegaron a gozar. Pureza absurda!

    Yo sé que estabas en la carne un día,
    cuando yo hilaba aún mi embrión de vida.

    Pureza en falda neutra de colegio;
    y leche azul dentro del trigo tierno

    a la tarde de lluvia, cuando el alma
    ha roto su puñal en retirada,

    cuando ha cuajado en no sé qué probeta...

  • Como horribles batracios a la atmósfera,
    suben visajes lúgubres al labio.
    Por el Sahara azul de la Substancia
    camina un verso gris, un dromedario.

    Fosforece un mohín de sueños crueles.
    Y el ciego que murió lleno de voces
    de nieve. Y madrugar, poeta, nómada,
    al crudísimo día de ser hombre.

    Las Horas van febriles, y en los ángulos
    abortan...

  • Siento a Dios que camina
    tan en mí, con la tarde y con el mar.
    Con él nos vamos juntos. Anochece.
    Con él anochecemos, Orfandad...

    Pero yo siento a Dios. Y hasta parece
    que él me dicta no sé qué buen color.
    Como un hospitalario, es bueno y triste;
    mustia un dulce desdén de enamorado:
    debe dolerle mucho el corazón.

    Oh, Dios mío, recién a...