Rosalía de Castro

  • A un tiempo, cual sueño
    que halaga y asombra,
    de los robles las hojas caían,
    del saúco brotaban las hojas.

    Primavera y otoño sin tregua
    turnan siempre templando la atmósfera,
    sin dejar que no hiele el invierno,
    ni agote el estío
    las...

  • I

          ¡Silencio, los lebreles
      ...

  • * * *

       Los unos altísimos,...

  • LOS TRISTES

    I
     
     De la torpe ignorancia que confunde
    Lo mezquino y lo inmenso;
    De la dura injusticia del más alto,
    De la saña mortal de los...

  • LOS ROBLES

    I

     Allá en tiempos que fueron, y el alma
    Han llenado de santos recuerdos,
    De mi tierra, en los campos hermosos,
    La riqueza del pobre era el fuego;
    Que al brillar, de la choza en...

  • I

     Los que a través de sus lágrimas,
    Sin esfuerzo ni violencia,
    Abren paso en el alma afligida
    Al nuevo placer que llega;

     Los que tras de las...

  • øøø

     «Los muertos van de prisa»,
    El poeta lo ha dicho;
    Van tan de prisa, que sus sombras pálidas
    Se pierden del olvido en los abismos
    Con mayor rapidez que la...

  • LAS CANCIONES QUE OYÓ LA NIÑA

    UNA

     Tras de los limpios cristales
    Se agitaba la blanca cortina,
    Y adiviné que tu aliento
     ...

  • LAS CAMPANAS

     Yo las amo, yo las oigo,
    Cual oigo el rumor del viento,
    El murmurar de la fuente
    O el balido del cordero.

     Como los pájaros, ellas,...

  • Era una noche en que el viento
    con sordo acento mugía,
    y en que no más se sentía
    del trueno el ronco fragor.

    Y en sombras la tierra envuelta
    como en un fúnebre manto,
    miedo causaba y espanto
    al pecho de más valor.

    Nadie en tan...