Ramón Samaniego Palacio

  •       No se engañó el alma mía,
     ni al decírtelo mentí
     que tu nombre es para mí
     nota de dulce armonía;
     

         música suave que encanta
     y que sorprende mi oído,
     como el melodioso ruido
     del ruiseñor cuando canta.
     

          Tu...

  •       Bien haya, niña, el hermoso,
     el claro y brillante día
     en que tu natal dichoso
     llenó el mundo de alegría.
     

         Como tan linda naciste,
     tan bella y seductora,
     mil coronas mereciste
     ¡oh niña! desde tu aurora.
     

         Las...

  • Mon coeur lui doit ces soins pieux et tendres.
     
    Béranger

     

          ¿Qué rayo viene a destrozar mi frente
     y abrir en mi alma una profunda herida?
     ¿Qué voz rasga mi oído de repente,
     

          al rebramar del trueno parecida?...