Carolina Coronado

  • Nada resta de ti... te hundió el abismo...
    te tragaron los monstruos de los mares.
    No quedan en los fúnebres lugares
    ni los huesos siquiera de ti mismo.
    Fácil de comprender, amante Alberto,
    es que perdieras en el mar la vida,
    mas no comprende el alma dolorida...

  • ¡Qué hermoso es Dios, qué hermosa su cabeza!
    ¡Qué gallardo su andar, su voz qué suave!
    Rasgos los cielos son de su belleza,
    pasos los siglos de su marcha grave;
    la voz de la inmortal naturaleza
    de sus conciertos la sonora clave,
    su acento arroba, su mirar...

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