Regina

Los ángeles en la Tierra no están bien y se van presto. Regina, entre las donosas la más donosa doncella, la más hermosa y más bella entre las bellas y hermosas; la más fresca entre las rosas, la más pura entre las puras, y estrella de las alturas que brilla en sereno cielo, era fuente de consuelo en abismo de amarguras. Era a un tiempo, cual la brisa, breve y ligero su paso; como sol en el ocaso era triste su sonrisa; inspirada pitonisa, su mirar lleno y profundo, y en el fulgor sin segundo que en su pupila brillaba llamas de amores guardaba para aniquilar el mundo. Era el color de su frente rayo de pálida luna; como ella no hubo ninguna tan serena y transparente. Al par que altiva, imponente; al par que dulce, severa; larga y blonda cabellera la adornaba con decoro, apiñando conchas de oro sobre su busto de cera. Su voz, toda melodía, daba músicas al viento: todo perfumes su aliento, al aura los repartía. Y cuando al morir del día luz y tinieblas luchaban y a su paso levantaban del miedo torvas visiones, al rumor de sus canciones temerosas se ocultaban. Aun más blanca que la nieve, envidia al cisne causara, y un ángel se conturbara al notar su sombra leve. Y así, cual del cielo llueve rocío para las flores, tal de sus ojos, de amores tibias lágrimas llovían y en el corazón caían, lenitivo de dolores. Cual hija del mar, salada, nacida entre las espumas, se ocultaba entre las brumas de una ribera ignorada. Y allí, cual ninfa encantada, suelta la melena undosa, tan liviana como hermosa, tras de las ondas corría y en ellas humedecía sus pies de color de rosa. Fatigada de tal suerte, viéndola en calma dormida, creyérase que a tal vida no se atreviera la muerte; mas como a brazo tan fuerte todo se dobla y se inclina, también la pobre Regina pagó su amargo tributo, lirio vestido de luto, rayo de sol que declina. Cubrióla el ángel sombrío bajo sus gigantes alas y arrebataron sus alas aguas del eterno río; de la tumba el viento frío se agitó sobre su seno, y lo que fuera sereno astro de radiante lumbre, convirtióse en podredumbre, foco inmundo de veneno. Gimió la tierra de espanto al contemplar tanto duelo, mas brilló radiante el cielo tras del azulado manto; eco de armonioso canto resonó por las alturas, que allá a las regiones puras un ángel llegó por suerte, despojado por la muerte de terrenas ligaduras.

Collection: 
1857

More from Poet

  • I

     Bien sabe Dios que siempre me arrancan tristes lágrimas
      Aquellos que nos dejan,
    Pero aún más me...

  • øøø

    "¡La copa es de oro fino,
    El néctar que contiene es de los cielos!"
    Dijo, y bebió con ansia
    Hasta el último sorbo de veneno.

    ¡Era tarde!; después ardió su sangre
    Emponzoñada, y muerto,
    Aun rojiza brillaba en su sepulcro
    La llama...

  • ¡Jamás lo olvidaré!... De asombro llena
    Al escucharlo, el alma refugióse
    En sí misma y dudó...; pero al fin, cuando
    La amarga realidad, desnuda y triste,
    Ante ella se abrió paso, en luto envuelta,
    Presenció silenciosa la catástrofe,
    Cual contempló Jerusalén...

  • øøø

    «Yo en mi lecho de abrojos,
    Tú en tu lecho de rosas y de plumas,
    Verdad dijo el que dijo que un abismo
    Media entre mi miseria y tu fortuna.
    Mas yo no cambiaría
    Por tu lecho mi lecho,
    Pues rosas hay que manchan y emponzoñan,
    Y abrojos que...

  • I Ya pasó la estación de los calores, y lleno el rostro de áspera fiereza, sobre los restos de las mustias flores, asoma el crudo invierno su cabeza. Por el azul del claro firmamento tiende sus alas de color sombrío, cual en torno de un casto pensamiento sus alas tiende un pensamiento impío. Y...