Los dos besos

Las flores siguen creciendo,
Las aguas siguen su marcha,
Sigue el sauce dando sombra,
Sigue el pájaro en sus ramas.
Sigue la brisa apacible
Y al verde follaje arranca
Esa tímida armonía
Que solo percibe el alma.
Mas yo he seguido hasta aquí,
Y es tiempo de decir basta,
Porque las penas son mías
Y soy dueño de ocultarlas.
Yo soy ese pobre viejo
Lleno de arrugas y canas
Y es la niña juguetona,
La lectora de esta fábula.
Guarde ella sus ilusiones,
Yo mis tristezas amargas,
Ella sus blondos cabellos
Y yo mis escasas canas.
Que ya fugaron veloces
Las ilusiones del alma;
Pues ayer compré un billete
Y no me he sacado nada.

Volaron aquellas horas
En que la mente delira:
Sin cuerdas está mi lira
Y sin fuego el corazón.
Y pues que cantar no puedo
Tus encantos y embelesos,
A una historia de dos besos
Presta, niña, tu atención.

En los inmensos espacios
Dos besos que iban errantes,
Vagos, perdidos, flotantes,
Se llegaron á encontrar.
Y al tocarse levemente,
Yerto el uno y maldecido,
Tembló el otro, como herido
Por aquel roce fatal.

Y entre el éter de las nubes,
Dó el trueno tiene su cuna,
Un tibio rayo de luna
Los ilumina á los dos.
Y el silencio interrumpiendo
Que en los espacios reinaba,
Un génio que allí pasaba
Oyó la siguiente voz:

—¿Quién eres?
— ¿A donde vas
Por el espacio infinito?
— Tan fresco tú.
— Tú marchito
— ¿De donde saliste, dí?
— Yo soy ternura.
— Yo rábia.
— Yo dulzura.
— Yo dolor.
— Yo soy hijo del amor.
— Yo del ódio y frenesí.
— Yo vierto una alma en otra alma
Divinizando las dos:
Soy el hábito de Dios,
Soy inocencia y virtud.
Y yo soy remordimiento,
Infamia, oprobrio, perfidia:
Soy maldición, soy envidia,
Y perversa ingratitud.

— Yo soy perfume suave,
Soy celestial armonía,
Soy placer, soy alegría,
Soy esperanza que brota.
— Yo soy maldición, blasfemia,
Soy rencor de furias lleno,
Soy para el alma, veneno
Que destila gota á gota.

— Yo soy pureza y esencia.
— Yo crímen y falsedad.
— Yo salvé á la humanidad.
— Yo á la humanidad perdí.
— Soy yo de orígen divino.
— A mí el infierno me hizo.
— Yo nací en el Paraíso.
— Yo en Jerusalen nací.

— Yo soy virtud
— Yo maldad.
— Yo inocencia
— Yo delito.
— Yo soy deleite infinito.
— Yo soy infinito horror.
— Digámosnos, pues, quién somos,
Y así saldremos de dudas.
— Yo soy el beso de Judas.
— Yo el primer beso de Amor.

Y los dos al separarse,
Para seguir su camino
Por un mandato Divino
Se miraron con horror.

— ¡Adiós! yo busco en el mundo
Odios, venganzas, agravios!....
Y yo unos cándidos lábios
Que me den vida y calor.

Al compás de su herramienta
Mientras trabaja afanoso
Así sus desdichas cuenta,
Así canta y se lamenta
Un carpintero amoroso.

«Es mi vida su mirada,
Y cuando su voz escucho,
Siento mi alma arrebatada
De tierno gozo inundada....
— Muchacho, trae el serrucho,

«Brotan de sus ojos bellos
Penetrando el corazón
Esos fúlgidos destellos
Y absorto me quedo en ellos....
Muchacho, trae el formón.

«De sus labios de granada
Se escapa de amor el soplo,
Y es ondeante y perfumada
Su cabellera rizada...
Muchacho, trae el escoplo.

«Y mi vida antes serena
Tornóse agitada y turbia
Cambióse el placer en frena,
De amor gimo en la cadena,
Muchacho, traeme la gurbia.

«Y cariñoso con ella
Inocente el cefirillo
Juega al mirarla tan bella
Fulgente como una estrella,
Muchacho, trae el cepillo.

«Por ella es este dolor
Por ella siento esta pena,
Y ella con su cruel rigor
Desdeña, ¡ingrata! mi amor:
Muchacho, trae la barrena.»

Y amante sigue sus llantos
Y sus eternas disputas
Aliviando sus quebrantos
Con sus amorosos cantos
Entre tablas y virutas.

Yo tengo entre mis libros
Un libro viejo
Que una vieja lo mira
Con espejuelos.
Y tengo un libro
Que lo ve una muchacha:
Con ojos lindos —

La viejita leyendo
Pasa el dia entero,
Y da vueltas las hojas
Con dedos secos;
Pero la otra
Tiene para las suyas
Dedos de rosa.

A las unas les gustan
Crónicas viejas
Y gustan á las niñas
Lindas novelas—
Mas no me asusto
De que tengan entre ellas
Distintos gustos.

Y para que no digan
Que es impolítico.
Después de estas verdades
Haré un cumplido
Las viejas, vivan!
Que son madres ó abuelas
De lindas niñas.

Collection: 
1854

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    Sigue el sauce dando sombra,
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    Y al verde follaje arranca
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    Que solo percibe el alma.
    Mas yo he seguido hasta aquí,
    ...

  • Cruza un arroyo inocente
    Sobre un campo de esmeralda,
    Y á su orilla crece un sauce
    Reflejándose en sus aguas.
    En sus trasparentes ondas,
    Serenas, limpias y mansas.
    Varios descuidados cisnes
    Su blanco plumaje, bañan.
    Los pintados pajarillos,
    ...

  • Y los dos al separarse,
    Para seguir su camino
    Por un mandato Divino
    Se miraron con horror.

    — ¡Adiós! yo busco en el mundo
    Odios, venganzas, agravios!....
    Y yo unos cándidos lábios
    Que me den vida y calor.

    Al compás de su herramienta
    ...

  • Y los dos al separarse,
    Para seguir su camino
    Por un mandato Divino
    Se miraron con horror.

    — ¡Adiós! yo busco en el mundo
    Odios, venganzas, agravios!....
    Y yo unos cándidos lábios
    Que me den vida y calor.

    Al compás de su herramienta
    ...