Llega de noche á una aldea
Del Alpe, un joven; flamea
En la bandeja que empina
Esta cifra peregrina:
¡Excelsior!
Triste su faz; su mirada
Brilla cual desnuda espada;
Su voz de clarín el viento
Hiere con extraño acento:
¡Excelsior!
Hogares dichosos mira,
Donde gozo el fuego inspira:
Fantasmas la noche oscura
Fíngele en torno; y murmura:
¡Excelsior!
Dícele un viejo: "¡Detente!
¡Desbordado va el torrente,
Cerca la tormenta brama!"
Y él, con nuevo aliento, exclama:
¡Excelsior!
"Tu frente en mi seno posa,"
Ruégale doncella hermosa;
Fugaz lágrima reluce
En su ojo azul, y balbuce:
¡Excelsior!
Adelantándose al día
Su oración renuevan pía
Los monjes de San Bernardo,
y aun grita el doncel gallardo:
¡Excelsior!
Fiel mastín al joven yerto
Halló, de nieve cubierto;
La mano del infelice
Aferra el pendón que dice:
¡Excelsior!
Hermoso yace, aunque inerte,
A la luz que el alba vierte,
Y esta voz cual meteoro
Baja del celeste coro,
¡Excelsior!