Danza macabra

Para Ernesto Christophe

Como un viviente, arrogante de su noble estatura,
Con su gran ramillete, su pañuelo y sus guantes,
Ella tiene la indolencia y la desenvoltura
De una coqueta flaca de porte extravagante.

¿Se vio alguna vez en el baile un talle más delgado?
Su vestido exagerado, en su real amplitud,
Se vuelca abundantemente sobre un pie seco que oprime
Un zapato adornado, bello cual una flor.

El frunce que juega al borde de las clavículas,
Cual arroyo lascivo frotándose en el peñasco,
Defiende púdicamente de las chanzas ridículas
Los fúnebres encantos que ella sabe ocultar,

Sus ojos profundos están hechos de vacío y de tinieblas,
Y su cráneo, con flores artísticamente peinado,
Oscila lánguidamente sobre sus frágiles vértebras,
¡Oh, encanto de un fantasma locamente emperifollado!

Algunos te tomarán por una caricatura,
Sin comprender, amantes ebrios de carne,
La elegancia sin nombre de tu humana armadura.
¡Tú respondes, gran esqueleto, a mi gusto más caro!

¿Vienes a turbar, con tu imponente mueca,
La fiesta de la Vida? o ¿algún viejo deseo,
Acicateando aún tu viviente esqueleto,
Te impulsa, crédula, al aquelarre del Placer?

¿Con el cantar de los violines, y las llamas de las bujías,
Esperas expulsar tu pesadilla burlona,
Y vienes a implorar al torrente de las orgías
Que refresque el infierno encendido en tu corazón?

¡Inagotable pozo de necedad y de errores!
¡Del antiguo dolor eterno alambique!
A través del retorcido enrejado de tus costillas
Yo veo, todavía errante, el insaciable áspid.

A la verdad, temo que tu coquetería
No alcance un precio digno de sus esfuerzos;
¿Quién, entre esos corazones mortales, alcanza la burla?
¡Los sortilegios del horror sólo embriagan a los fuertes!

El abismo de tus ojos, pleno de horribles pensamientos,
Exhala el vértigo, y los bailarines prudentes
No contemplarán sin amargas náuseas
La sonrisa eterna de tus treinta y dos dientes.

Empero, ¿quién no ha estrechado entre sus brazos un esqueleto,
Y quién no se ha nutrido de cosas sepulcrales?
¿Qué importa el perfume, el vestido o el tocado?
El que hace ascos demuestra que se cree bello.

Bayadera sin nariz, irresistible trotona,
Diles, pues, a estos bailarines que se hacen los ofuscados:
"Arrogantes galanes, pese al arte de los polvos y del colorete,
¡Exhaláis todos la muerte! ¡Oh, esqueletos almizclados!

¡Antinos marchitos, dandis de rostro glabre,
Cadáveres barnizados, lovelaces canosos,
El alboroto universal de la danza macabra
Os arrastra hacia lugares desconocidos!

Desde los muelles fríos del Sena a los bordes ardientes del Ganges,
El tropel mortal salta y se pasma, sin ver
La trompeta del Ángel en un agujero del techo
Siniestramente boquiabierto cual un negro trabuco.

En todo clima, bajo todo sol, la Muerte te admira
En tus contorsiones, risible Humanidad,
Y a menudo, como tú, perfumándose de mirra,
Mezcla su ironía a tu insensatez!"

Collection: 
1841

More from Poet

  • Sois sage, ô ma Douleur, et tiens-toi plus tranquille.
    Tu réclamais le Soir ; il descend ; le voici :
    Une atmosphère obscure enveloppe la ville,
    Aux uns portant la paix, aux autres le souci.

    Pendant que des mortels la multitude vile,
    Sous le fouet du Plaisir, ce...

  • Les amants des prostituées
    Sont heureux, dispos et repus ;
    Quant à moi, mes bras sont rompus
    Pour avoir étreint des nuées.

    C'est grâce aux astres nonpareils,
    Qui tout au fond du ciel flamboient,
    Que mes yeux consumés ne voient
    Que des souvenirs de...

  • Vous pouvez mépriser les yeux les plus célèbres,
    Beaux yeux de mon enfant, par où filtre et s'enfuit
    Je ne sais quoi de bon, de doux comme la Nuit !
    Beaux yeux, versez sur moi vos charmantes ténèbres !

    Grands yeux de mon enfant, arcanes adorés,
    Vous ressemblez...

  • Que j'aime voir, chère indolente,
    De ton corps si beau,
    Comme une étoffe vacillante,
    Miroiter la peau !

    Sur ta chevelure profonde
    Aux âcres parfums,
    Mer odorante et vagabonde
    Aux flots bleus et bruns,

    Comme un navire qui s'éveille
    Au vent...

  • De ce ciel bizarre et livide,
    Tourmenté comme ton destin,
    Quels pensers dans ton âme vide
    Descendent ? Réponds, libertin.

    - Insatiablement avide
    De l'obscur et de l'incertain,
    Je ne geindrai pas comme Ovide
    Chassé du paradis latin.

    Cieux déchirés...