Pedro Antonio de Alarcón

  • Á la orilla de un plácido árroyuelo,
    que en sus cristales nítidos retrata
    el verde margen y el tranquilo cielo...
    —lengua armoniosa de fulgente plata,
    que siempre está contando sin recelo
    de aquella soledad la vida grata,—
    una noche clarísima y serena
    ...

  •              
     Reina la paz... el olvido
     sus negras alas extiende;
     la soledad aquí mora;
     la humanidad aquí duerme.
     Lentas horas de silencio
     a otras horas se suceden...
     la noche eterna aquí nace;
     la luz del mundo aquí muere.
     Las...

  •  ¿Qué rumor funeral, desconocido,
     turba de nuestras noches el reposo?
     ¿Qué confín de la tierra se estremece?
     ¿Qué drama misterioso
     buscan en las tinieblas las miradas?
     ¿Por qué al oído percibir parece,
     sordas y remotísimas pisadas,
     y Europa...

  •  Llorad aquí los que en veloz huida
     cruzáis el tiempo que a la muerte os lanza.
     contemplad en ceniza convertida
     cuanta ventura a desear se alcanza;
     belleza, juventud, virtudes, vida,
     dicha, gracias, amor, genio, esperanza,
     amiga, hermana, hija, madre,...

  • Blando céfiro mueve sus alas
    empapadas de fresco rocío...
    De la noche el alcázar sombrío
    dulce alondra se atreve a turbar...
    Las estrellas, cual sueños se borran...
    Sólo brilla magnífica una...

    ¡Es el astro del alba! La luna
    ya desciende, durmiendose,...

  •  ¡Oh, tú, ingrata mujer, más hechicera
     que todas las mujeres!
     árbitra, dueña de mi «todo» eres:
     tu amor lo embelleciera,
     y tu desdén de abrojos lo circunda
     mi vida es mi «primera»;
     mi muerte, mi «segunda».
     Si la dulce «primera» no has de darme,...

  •     ¡Númenes de dolor, templad mi lira!
     ¡Vírgenes de la Iberia, dadme llanto!
     ¡Musa de la memoria, quema olores!...
     La heroica muerte del soldado canto...
     ¡Genios, sembrad en su sepulcro flores!
        ¡Era un héroe! -Murió-. Murió en campaña,
     y en su...

  •  ¡Bien haya el sacro libro del místico poeta
     que tus recuerdos canta sobre el hundido ayer!
     Él cuente tus historias, esposa del Profeta,
     llorando en tus ruinas tu efímero poder.

     ¡Bien hayan los suspiros que el moro desterrado
     desde la ardiente Libia te manda...

  • ¡Qué bien que conociste
    el Amor soberano,
    augustino León, Fray Luis divino!

    (Lope de Vega.)

    «¡Gloria!» las arpas, los salterios «¡gloria!»
    ...